domingo, 2 de febrero de 2014

"POLÍTICA AGUSTINIANA DEL SÁBADO NOCHE."

El sábado por la noche vi una película que trataba del conflicto bélico entre dos pueblos. Uno de estos pueblos, los "steptum" luchaban por el simple hecho de ganar mejor estatus social, concentrar mayor tipo de riquezas...sin importarles si moría alguno de sus hombres. Por el contrario, el otro pueblo, los "kiníes" luchaban con el único objetivo de dar de comer a su pueblo y si alguien les informaba de que había muerto alguno de sus hombres se convertía en una noticia muy dura y trágica. Estos últimos se amaban entre ellos por encima de todo.


Todo esto me recordó a la política agustiniana. San Agustín, es el primer pensador que analiza el sentido de la historia humana y la concibe como el escenario donde Dios manifiesta al hombre y donde se produce su salvación. Los "steptum" serían en San Agustín la ciudad terrenal, es decir, los que se aman así mismos por encima de todo. Los "kiníes" serían la ciudad de Dios, es decir, los que aman a Dios por encima de todo.

En la película, como pasa en casi todas las películas, ganaron los "buenos", es decir, los kiníes, con lo que se produciría en San Agustín, la salvación de estos (de los integrantes de la ciudad de Dios). Esta salvación se da al final de los tiempos en la política agustiniana y en la película, cuando acaba la lucha entre ambos pueblos.





Elena H.

sábado, 1 de febrero de 2014

"BAJO EL MAR TAMBIÉN ESTÁ SANTO TOMÁS."

El pasado domingo fui con mis primos mayores a la piscina municipal. Me notaron preocupada por algo y les conté que ese algo era que el miércoles de la nueva semana que entraba tenía un examen de filosofía en el cual me entraban dos filósofos, San Agustín y Santo Tomás. De este último lo único que no conseguía entender era su ontología. A todo esto, mis dos primos habían acabado su bachillerato hará como tres, cuatro años y se acordaban de este filósofo como si lo hubieran estudiado la semana pasada. 

Era obvio que en la piscina no estábamos solos nosotros tres, había muchos pero que muchos niños para ser domingo y gracias a que había tantos niños empecé a entender el problema del ser en en el Aquinate. Lo primero que me dijeron mis primos era que me tenía que imaginar que en vez de niños fueran peces, sí peces. Cuando les escuché decir esto me quedé un poco extrañada pero asentí y les dejé continuar. Siguieron diciéndome: -Elena, lo segundo que tienes que creer es que al igual que en un océano no hay peces iguales y no todos son tan bonitos como otros, con la pluridad aristotélica de Santo Tomás, tampoco, es decir, hay seres más perfectos que otros por lo que se establece una jerarquía entre ellos. (Yo no sabía a dónde querían llegar el par de ellos pero les dejé acabar). El tercer paso es que elabores en tu cabeza en vez de una pirámide de alimentos, una pirámide de todos los animales del mar. Y, así hice, la "pirámide" acuática ya estaba en mi cabeza. -Con la pirámide entenderás que en el último escalón estarían todos los pececillos que te puedas imaginar, estos estarían compuestos de materia y forma en Santo Tomás; en el segundo escalón estarían los delfines, que serían los espíritus compuestos de acto y potencia y en la cumbre de la pirámide estaría la ballena, es decir, Dios, un ser simplísimo, el único ser acto puro. Hasta aquí, iba entendiendo todo poco a poco, pero esto no había acabado y continuaron diciéndome: -Para este filósofo, el único ser necesario es Dios (la ballena), ya que en él se identifican la esencia y la existencia. Y claro, pregunté yo: Pero, ¿qué es eso de la esencia y la existencia? Y me respondieron: -Supongamos que la esencia es lo que diferencia a unas cosas de otras, es decir, lo que diferencia a los peces, al delfín y a la ballena y, por el contrario, la existencia es lo que todos ellos tienen en común, en nuestro ejemplo que son animales acuáticos. Además, en todos los peces y en todos los delfines del mar, la esencia se distingue de la existencia (recuerda que en la ballena (Dios) no), me susurró uno de mis primos. Por ello, la ballena es el único ser necesario y todos los demás animales marinos son seres contingentes, es decir, no han existido siempre y ahora existen, pero pueden dejar de existir, añadió mi otro primo. Y para concluir, también debes de saber Elena, que todos los animales del mar por su propia naturaleza tienden a lo que les es adecuado o conveniente (apetitividad), es decir, el Bien, por ello, todos ellos tienden a la ballena (Dios=ser perfecto=acto puro=ser necesario). 

Gracias a la surrealista imaginación de mi familia entendí a la perfección la ontología tomista.


Elena H.

jueves, 19 de diciembre de 2013

¡REFLEXIONANDO CON...PLATÓN!

Platón, filósofo griego dividió la realidad en dos mundos, es decir,  llamó "mundo" al cómo creía él que se podía dividir la realidad. Se dividía en el mundo sensible, que conocemos a través de nuestros sentidos y el mundo de las ideas, que conocemos a través de la razón. Este último mundo es para él el único verdadero, por el que somos capaces de conocer la verdad, ya que los sentidos nos engañan. Además, Platón admite la existencia de un ser intermedio entre el mundo de las ideas y el sensible cuya función es coger la materia, es decir, lo negativo y copiarla en el mundo sensible a imitación del de las ideas con el objetivo de construir el universo. A esta especie de ser ordenador la llama Demiurgo.
Pongamos un ejemplo acerca de este pensamiento un poco subjetivo quizás:
Imaginemos que lo que cualquier persona quiere en el mundo ya sea cristiana o no es ir al cielo una vez muerto. Y, por el contrario, lo que nadie quiere es ir al infierno.Por un lado, podemos observar claramente que el cielo, en este caso sería el mundo de las ideas, ya que en él podremos vivir bien, podremos conocer la felicidad y vivir sin preocupación alguna. En este mundo no existiría el mal, todos se amarían como hermanos, reinaría la paz...,es decir, sería como esa playa soleada con agua cristalina y arena fina en el que más de un alumno querríamos estar en época de exámenes globales, en resumen un paraíso maravilloso al que llegaremos una vez terminada la selectividad. Por otro lado, en el infierno la felicidad no existiría y viviremos incómodos rodeados de malas vibraciones, es decir, el mundo sensible sería un lugar en el que nadie desearía estar; retomando el ejemplo anterior, sería el momento en el los alumnos tenemos esos maravillosos exámenes. 
Por último, siguiendo con el ejemplo, en un examen un alumno que copia al más inteligente de la clase estaría imitando la verdadera realidad, es decir, las respuestas correctas de su compañero para conseguir a su costa un aprobado. El alumno que copia sería finalmente el Demiurgo.

Elena H.
                

sábado, 14 de diciembre de 2013

¡REFLEXIONANDO SOBRE...ARISTÓTELES!

La ética y la política aristotélica se relacionan ya que el fin que constantemente persigue el hombre es la felicidad

Establece diferentes niveles de organización social: la primera es la casa, la segunda es la aldea; que es la agrupación de muchas casas y, por último, la ciudad o Estado que es la incorporación de varias aldeas.



Aristóteles defiende que el Estado es la única comunidad que se basta a sí misma, es decir, es autosuficiente y perfecta, en cambio la casa y la aldea son comunidades incompletas y deficientes, por lo que el hombre solo encuentra su verdadera felicidad ahí, en el Estado. Es necesario que la ciudad se componga de hombres libres que realicen diferentes funciones para conseguir el bien común, es decir, pata que puedan vivir dignamente. A esto se suma que Aristóteles distinga entre dos clases de gobierno: unas puras; en las que el gobernante defiende el bien común, entre las que destaca la monarquía, la aristocracia y la democracia. Sería por ejemplo, una persona que dona dinero a personas que lo necesitan, es decir, una persona solidaria que no quiero solo su propio beneficio, sino el del resto del mundo. Y, las impuras; en las que el único objetivo del gobernante su propio bienestar, en ellas destaca la tiranía, la oligarquía y la demagogia. En este caso, podríamos señalar a una persona egoísta que solo piensa en sí mismo y en su propia felicidad sin tener en cuenta a los demás.

El filósofo dice que el hombre para lograr sus fines y su desarrollo no puede vivir aislado, ya que el aislamiento solo es propio de los dioses que no necesitan a los demás. Es por esto que él llegue a la conclusión de que el hombre es por naturaleza social, es decir, un animal cívico. Además, la misma naturaleza nos ha otorgado los rasgos necesarios para vivir en sociedad y, en concreto, el don de la palabra, es decir, el hecho de que poseamos la palabra nos permite comunicarnos con los demás, y de tratar sobre lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo, esto es, valores fundamentales para el buen funcionamiento de la ciudad.

Yo, en relación con Aristóteles también creo que la felicidad se consigue en sociedad, es decir, conviviendo unos con otros. Pienso que la felicidad se basa en que cada uno de nosotros recibamos lo que realmente nos es placentero y por lo tanto, que nos haga felices. Por ejemplo, para mi la felicidad consiste en querer y ser querida por mi familia, en tener amigos en los que poder confiar y sobre todo, salud para los que están a mi alrededor. Bajo mi punto de vista, el hombre si viviera solo no viviría feliz, es más no conocería la felicidad.


Elena H.

"LA ANTROPOLOGÍA PLATÓNICA."


En primer lugar, Platón al igual que en la ontología, en la antropología defendió un dualismo, es decir, para él, el hombre está compuesto de cuerpo (lo negativo) y alma (lo positivo).
Piensa que el alma ha existido siempre y su lugar de origen era el mundo de las ideas, donde vivía. Pero el alma, cometió un pecado, por el que se convirtió el cuerpo en castigo y cárcel para el alma y, además, fue condenada al mundo sensible. Al alma se le da la posibilidad de volver a su lugar propio (el mundo de las ideas) si se purifica de aquel pecado que cometió y por el que fue castigada a la materia (el mundo sensible). De esta manera, Platón habla de la reencarnación, en la que después de ella el alma es juzgada si no ha conseguido purificarse y por lo tanto, tiene que seguir y seguir reencarnándose hasta que por fin lo logre.
Además de que la unión entre alma y cuerpo sea pasajera, transitoria y totalmente accidental, es violenta, ya que el alma no desea estar en el mundo material (es inmaterial), si no en su mundo, en el mundo de las ideas (es supraterrenal). Por ello, el filósofo dice que el alma a parte de ser supraterrenal e inmaterial, es inmortal, puesto que nunca muere. La inmortalidad del alma es explicada por el filósofo a través de la teoría de la reminiscencia, en la que para él, conocer es recordar lo que el alma había conocido en el mundo de las ideas, pero que olvidó al reencarnarse en el cuerpo, por lo que si el alma ha existido antes que el cuerpo, esto explicaría que sobrevivan después de la muerte. Esto lo podemos observar en "El alma, siendo inmortal, no hay nada que no haya aprendido; de modo que no hay de qué asombrarse si es posible que recuerde" y en "el buscar y el aprender no son otra cosa que una reminiscencia”. Además, el alma es simple, es decir, es imposible que se descomponga. Platón añade que si el alma no fuera inmortal, el comportamiento ético de las personas quedaría sin recibir premio o castigo y como esto no es posible, las personas deben recibir su merecido después de la muerte del cuerpo.

“El alma, pues, siendo inmortal y habiendo nacido muchas veces, y visto efectivamente todas las cosas, tanto las de aquí como las del Hades, no hay nada que no haya aprendido; de modo que no hay de qué asombrarse si es posible que recuerde, no sólo la virtud, sino el resto de las cosas que, por cierto, antes también conocía. Estando, pues, la naturaleza toda emparen­tada consigo misma, y habiendo el alma aprendido todo, nada impide que quien recuerde una sola cosa eso que los hombres llaman aprender, encuentre él mismo todas las demás, si es valeroso e infatigable en la búsqueda. Pues, en efecto, el buscar y el aprender no son otra cosa, en suma, que una reminiscencia”.
 
Platón, Menón, 81 d.; en Diálogos, tomo II.

Elena H.

sábado, 15 de junio de 2013

"EL TRABAJO MÁS DIFÍCIL DEL MUNDO ES HACER REÍR."


Creo que en general, todas las profesiones de cara al público son difíciles de llevar a cabo, tanto ser profesor, ser cajero de un supermercado, ser recepcionista… Dichos trabajadores tienen que estar siempre con buena actitud y amables con las personas a las que hablan.

De pequeña, me encantaba ir al circo, pero a medida que fui creciendo no lo vivía y sobre todo, no lo veía como lo veo ahora.
 

Todos pensaréis que profesiones en las que la gente tiene que hacer reír al público son las más simples porque no requiere mucha dificultad. Ahora bien, para mí, es uno de los oficios más complicados de hacer porque por ejemplo, un payaso de circo tiene el objetivo de hacer reír a su público, hacer que pasen un buen rato…hacer que se animen. Y a lo que voy es que los payasos no siempre tienen un estado de ánimo positivo. Como toda persona normal, tienen sus días buenos y sus días no tan buenos… Cuando tienen días malos, le es difícil hacer reír a la gente, pero le es aún más difícil intentar mostrar felicidad en su rostro cuando esta, no existe. Es por esto por lo que pienso que el trabajo más difícil del mundo es hacer reír, por eso ser payaso no es juego. Quiero dejar constancia de que este oficio es una carrera tan difícil como lo podría ser una licenciatura en filosofía o una ingeniería, ya que pase lo que pase, estos artistas necesitan arrancar las carcajadas de personas de todas las edades, es decir, la clave está en sacarle esa sonrisa al niño que tiene un año hasta el adulto de cien, y para eso se debe tener entrenamiento, agallas y talento.

Sin embargo, la mayoría de los circos no recomiendan ir a la universidad o a las escuelas de actuación, ya que se rigen por la vieja usanza de talento innato. A pesar de eso, existen escuelas a nivel mundial especializadas en “clowning” donde les guían para realizar el trabajo de payaso profesional.

 
 

La polémica frase del líder opositor alemán Peer Steinbrueck que buscaba desacreditar a Silvio Berlusconi llamándolo “payaso”, ofendió más a los artistas que al propio ex premier italiano. “Un payaso de circo no es un tonto que uno pueda poner al mismo nivel que Berlusconi”, retrucó Bernhard Paul, director del circo Roncalli de Colonia y famoso payaso. “Es una profesión honrada, difícil, sensible y artística”, agregó. Paul, envió una carta a Steinbrueck expresando su indignación por el hecho de que utilice la profesión de payaso para “denostar a políticos de dudosa credibilidad”. “Quien ríe no hace el mal. ¿Cómo se puede comparar eso con el Bunga-Bunga?”, se preguntó en referencia a las polémicas fiestas de Berlusconi. También Oleg Popov, octogenaria estrella rusa del clown, se mostró ofendido. “Un payaso sólo puede ser llamado payaso cuando tiene la capacidad de actuar y traer alegría a la gente. Si no hace eso, yo lo llamaría más bien granuja”, afirmó.
 
Y para terminar, yo al igual que el payaso llamado Vázquez, pienso que mientras haya un niño para divertir en el mundo siempre va a existir el circo con su magia, su esplendor y sobre todo con ese don.
 
 
 
Elena H.
 
 
 

domingo, 26 de mayo de 2013

"LA OPINIÓN DE LOS DEMÁS SOBRE TI NO TIENE QUE VOLVERSE TU REALIDAD". Les Brown


¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?

La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. 

De manera que un adecuado nivel de autoestima es la base de la salud mental y física del organismo. El concepto que tenemos de nuestras capacidades y nuestro potencial no se basa sólo en nuestra forma de ser, sino también en nuestras experiencias a lo largo de la vida, es decir, lo que nos ha pasado, las relaciones que hemos tenido con los demás (familia, amigos…), las sensaciones que hemos experimentado… Ahora bien, todo influye en nuestro carácter y por tanto en la imagen que tenemos de nosotros mismos. Obviamente, los éxitos y los fracasos personales también influyen en nuestra forma de valorarnos.



Una persona con baja autoestima suele ser alguien inseguro, y recalco inseguro, que desconfía de las propias facultades y no quiere tomar decisiones por miedo a equivocarse. Además, necesita la aprobación de los demás debido a su gran cantidad de complejos. Suele tener una imagen distorsionada de si mismo, y con esto me refiero tanto a los rasgos físicos como de su valía personal o carácter. Todo esto le produce un sentimiento de inferioridad y timidez a la hora de relacionarse con otras personas, es decir, le cuesta hacer nuevos amigos y está pendiente del qué dirán o pensarán sobre él, pues tiene un miedo excesivo al rechazo, a ser juzgado mal y a ser abandonado. La dependencia afectiva que posee es resultado de su necesidad de aprobación, ya que no se quiere lo suficiente como para valorarse positivamente.

Ahora quiero centrarme en algunas situaciones que pueden estar más cercanas a nosotros. Cuando nos  infravaloramos se produce la inhibición de la expresión de los sentimientos por miedo a no ser correspondidos. Si algo funciona mal en una relación de pareja o de amistad, la persona con falta de autoestima creerá que la culpa de esto es toda suya, malinterpretando en muchas ocasiones los hechos y la comunicación entre ambos. Se siente deprimido ante cualquier frustración, se hunde cuando fracasa en sus acciones y por eso evita hacer proyectos o los abandona a la primera dificultad importante o pequeño fracaso.

Otro de los temas que quiero plantear en esta entrada es que muchas personas piensan que el amor a uno mismo es equivalente al narcisismo. Sin embargo, el narcisismo es un síntoma de baja autoestima, y podría ser interpretado como desamor a uno mismo.
Para que lo entendáis mejor, una persona narcisista no es capaz de conocer y/o aceptar sus defectos, los cuales siempre trata de ocultar, al tiempo que intenta amplificar sus virtudes ante los demás para, en el fondo, tratar de convencerse a sí misma de que es una persona de valor y tratar de dejar de sentirse culpable por sus defectos. En resumen, una persona narcisista y una persona con una autoestima saludable son términos completamente opuestos, ya que en esta última, la persona se acepta y ama a sí misma incondicionalmente. Conoce sus virtudes, pero también sus defectos. A pesar de ello, es capaz de aceptar tanto las virtudes como los defectos y vivir amándose a sí misma.

De pequeña me contaron un cuento en el que había un rosal con muchísimas rosas y entre todas destacaba una rosa blanca, a la que todas las demás flores envidiaban por ser tan bonita, pero claro, esta rosa no sabía de su hermosura ya que no se podía ver a sí misma. Una niña paseando al lado de esos matorrales arrancó esa rosa para ponerla en su habitación pensando en que la cuidaría y la regaría todos los días. Cuando la colocó en su cuarto, delante de la rosa había un espejo, esta se miró y vio que era una hermosa flor y pensó en cómo había podido ser tan tonta de no haberse valorado antes. 

De manera que quiero dejar constancia de que la moraleja que saco de este cuento es que cada uno es como es con sus defectos y con sus virtudes, cada persona es única por sí misma y eso es lo que nos hace realmente diferentes de los demás y gracias a ello, como dijo Hobbes, las personas podemos vivir en sociedad, por lo tanto relacionarnos. Pienso que nadie es mejor que nadie, que los ricos no son mejores que los pobres, que las personas hermosas no son más valiosas que otras menos hermosas y que las personas inteligentes no se anteponen a otras que no lo son tanto… Muchas cosas de nosotros no nos gustan y desearíamos cambiar pero debemos aceptarnos, debemos confiar en nosotros mismos, debemos valorarnos, porque todos valemos por nosotros mismo aunque a veces no lo creamos y sobre todo, DEBEMOS QUERERNOS  CON NUESTROS PEQUEÑOS DEFECTOS Y  CON NUESTRAS GRANDES VIRTUDES.

Siempre recordaré esa frase que un día un buen amigo me dijo: Para que te quieran los demás, primero; debes quererte a ti mismo.


Elena H.