El pasado domingo fui con mis primos mayores a la piscina municipal. Me notaron preocupada por algo y les conté que ese algo era que el miércoles de la nueva semana que entraba tenía un examen de filosofía en el cual me entraban dos filósofos, San Agustín y Santo Tomás. De este último lo único que no conseguía entender era su ontología. A todo esto, mis dos primos habían acabado su bachillerato hará como tres, cuatro años y se acordaban de este filósofo como si lo hubieran estudiado la semana pasada.
Era obvio que en la piscina no estábamos solos nosotros tres, había muchos pero que muchos niños para ser domingo y gracias a que había tantos niños empecé a entender el problema del ser en en el Aquinate. Lo primero que me dijeron mis primos era que me tenía que imaginar que en vez de niños fueran peces, sí peces. Cuando les escuché decir esto me quedé un poco extrañada pero asentí y les dejé continuar. Siguieron diciéndome: -Elena, lo segundo que tienes que creer es que al igual que en un océano no hay peces iguales y no todos son tan bonitos como otros, con la pluridad aristotélica de Santo Tomás, tampoco, es decir, hay seres más perfectos que otros por lo que se establece una jerarquía entre ellos. (Yo no sabía a dónde querían llegar el par de ellos pero les dejé acabar). El tercer paso es que elabores en tu cabeza en vez de una pirámide de alimentos, una pirámide de todos los animales del mar. Y, así hice, la "pirámide" acuática ya estaba en mi cabeza. -Con la pirámide entenderás que en el último escalón estarían todos los pececillos que te puedas imaginar, estos estarían compuestos de materia y forma en Santo Tomás; en el segundo escalón estarían los delfines, que serían los espíritus compuestos de acto y potencia y en la cumbre de la pirámide estaría la ballena, es decir, Dios, un ser simplísimo, el único ser acto puro. Hasta aquí, iba entendiendo todo poco a poco, pero esto no había acabado y continuaron diciéndome: -Para este filósofo, el único ser necesario es Dios (la ballena), ya que en él se identifican la esencia y la existencia. Y claro, pregunté yo: Pero, ¿qué es eso de la esencia y la existencia? Y me respondieron: -Supongamos que la esencia es lo que diferencia a unas cosas de otras, es decir, lo que diferencia a los peces, al delfín y a la ballena y, por el contrario, la existencia es lo que todos ellos tienen en común, en nuestro ejemplo que son animales acuáticos. Además, en todos los peces y en todos los delfines del mar, la esencia se distingue de la existencia (recuerda que en la ballena (Dios) no), me susurró uno de mis primos. Por ello, la ballena es el único ser necesario y todos los demás animales marinos son seres contingentes, es decir, no han existido siempre y ahora existen, pero pueden dejar de existir, añadió mi otro primo. Y para concluir, también debes de saber Elena, que todos los animales del mar por su propia naturaleza tienden a lo que les es adecuado o conveniente (apetitividad), es decir, el Bien, por ello, todos ellos tienden a la ballena (Dios=ser perfecto=acto puro=ser necesario).
Gracias a la surrealista imaginación de mi familia entendí a la perfección la ontología tomista.
Elena H.